domingo, 27 de marzo de 2011

Manteniendo tradiciones

Estos últimos días he tenido la posibilidad de acercarme a una tradición muy arraigada entre los majoreros. Sus antepasados se reunían cada mes para conducir a las cabras de costa hasta las gambuesas, unos corrales de piedra donde las familias de cabras, diseminadas por la geografía insular, se vuelven a encontrar. Allí, cada ganadero, hace una marca en las orejas a los cabritos y los dejan en libertad. Es lo que se conoce como una apañada.

El paso del tiempo ha provocado que las tradiciones de nuestros ancestros vayan cambiando. De una apañada mensual, en cada uno de los seis municipios de la isla, se ha pasado a dos o tres apañadas anuales. Son kilómetros de caminos, subiendo montañas, bajando barrancos, con la única compañía de un perro y otros ganaderos de la zona. Demasiado trabajo para una sociedad que se ha acomodado.



Las apañadas se convierten en actos sociales en los que da igual de dónde seas o si conoces a alguien, todos te tratan bien, con cariño, se ocupan de que no te falte nada, es como una pequeña marcha atrás en el tiempo. A esos tiempos,en los que se podía confiar en los demás sin el temor de correr algún riesgo, a ponernos en peligro cuando nos mostramos tal como somos ante los desconocidos.
  
En su afán por mantener esta tradición viva, las mujeres de Betancuria empezaron a hacer sus propias apañadas, ayudadas eso si por los hombres. Y lo han vuelto a hacer, han demostrado que ellas pueden poner su granito de arena para que esta actividad se mantenga. No importan los madrugones, las horas al sol o preparar comida para todo aquel que se acerque hasta una de esas gambuesas perdidas en algún lugar de Fuerteventura. Conseguir que las costumbres perduren en el tiempo merecen todo el esfuerzo.

Hasta cuatro generaciones de majoreras se reunieron en la gambuesa del Barranco de Janey. No todas participaron activamente, caminando, marcando, organizando, pero si viviendo una jornada que a buen seguro recordarán, como mínimo... hasta que se haga la próxima apañada de mujeres.

Gracias por un día tan especial y por hacerme sentir como una más.

1 comentario:

  1. De esta crónica sobre las Apañadas me quedo con lo que tienen de acto social, ya que me siento ajeno al mundo rural como citadino linarense que soy ;). Sin embargo, envolver de romanticismo el mundo de los pueblos está bien para los que hemos vivido en una ciudad siempre, por lo que de contacto con la naturaleza y la esencia de las personas tiene. Pero también, y si les preguntas a las personas del entorno rural o que viven en ciudades pequeñas sobre como se llevan con sus vecinos te dirán que bien en general, pero que también están algo hartas de que todo el mundo sepa todo sobre sus vidas. Y los de la ciudad están hartos del estress y la frialdad de la gente. ¿En que quedamos? Hagamos unas Apañadas, mejor. Toda costumbre saludable y ecológica estoy a favor.

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