domingo, 25 de septiembre de 2011

Volver a empezar

Dicen que cuando un aspecto de tu vida no va bien afecta a los demás. Cuando no tienes ánimo para levantarte por las mañanas o haces las cosas que más te gustan sin las ganas que le ponías meses atrás. Eso me ha pasado y efectivamente se ha notado en mi blog. Lo inicié con mucha ilusión, conté historias que me fueron sucediendo, sensaciones que vivía gracias a mi trabajo y todo lo que me pasaba por la mente. Pero había una parte dentro de mi que no estaba bien y ha cambiado.

Hace poco he empezado una nueva experiencia que de momento me satisface y me anima a seguir haciendo lo que quiero, no sin las dificultades propias de los inicios en los que te sientes como un recién licenciado que según sale por la puerta de la facultad piensa "¿Y ahora? ¡Si yo no sé hacer nada!". Nada más lejos de la realidad.

En este proceso es cuando vuelves a recordar lo que se siente cuando aprendes cosas nuevas, los niveles de exigencia son otros y vuelves a sentir el gusanillo en el estómago que había desaparecido hace tiempo. Tanto ha cambiado mi ánimo, a pesar del agotamiento psicológico, que hasta he tenido ganas de volver escribir, más aún. Por eso y porque hay personas muy importantes para mi que me han 'reclamado' por haber abandonado el blog.

Las historias serán diferentes y las sensaciones otras. Ya no habrá tantas carreras, tanto estrés pero sí mucho trabajo que sacar adelante y un blog al que volver a tener activo y con el mismo cariño de siempre. Al fin y al cabo todos estamos en un constante cambio y éste es el mío.

martes, 28 de junio de 2011

Pequeños sueños hechos realidad

En mi post anterior hablaba de ciclos que empiezan y terminan. Dentro de esos ciclos o de la propia vida, existen los sueños. Algunos se alcanzan y otros se meten en el baúl de los sueños por cumplir.

1. Ruido de sirenas.
2. La imagen nocturna se vuelve color naranja por la incidencia de las luces de una ambulancia.
3. Comienzan las prisas, la concentración no puede faltar en un momento como este...

Podría ser el guión de una serie de acción pero no lo es. Se trata de algo que siempre quise hacer y nunca conseguí. ¿Nunca? bueno, tengo que aprender a quitar esa palabra de mi mente. Vale que no hubo sangre, que no hubo carreras, pero logré hacer la noticia que siempre quise hacer: salir de patrulla nocturna.

Poco después de las nueve de la noche ya estábamos preparados, el equipo de protección civil formado por Isaac, Christian y Luís, eran los encargados de velar por la seguridad de todos los que de una forma u otra participarían en la celebración del día de San Juan. Lo tenían todo muy pensado, sabían dónde estaban las hogueras más peligrosas o las que incumplían alguna normativa. Siempre de buena manera, de forma respetuosa se acercaban a las personas que disfrutaban de la noche de fiesta para recordar que debían mantenerse alejados y que no debían tirar objetos inflamables o susceptibles de provocar males mayores.

Esa noche aprendí que algunos padres en ocasiones tienen demasiada confianza en sus hijos. Parece que no tenían en cuenta que muchas veces los niños buscan inconscientemente el peligro. Ver a cuatro o cinco chiquillos pegados al fuego, lanzando lo primero que pillaban y con el peligro de que una chispa les saltara encima, o peor, que un clavo ardiendo saliera disparado hacia ellos, ese fue, en mi opinión, el momento más peligroso de la noche.

Valoro mucho este tipo de trabajos o de voluntariados porque hacen una labor que no se aprecia como se debe, salvo cuando se vive de primera mano con ellos. Por suerte no hubo heridos en la noche de San Juan en Puerto del Rosario, no tuvieron que intervenir más allá de llamar al orden a los que no se comportaban como debían. Fueron unas tres horas en las que nos hicieron sentir que formábamos parte de su equipo, explicándonos paso a paso todos sus movimientos, sus estrategias para solucionar los problemas que podían surgir.

Y qué mejor premio que terminar esa noche viendo los fuegos artificiales en la hoguera más grande de Puerto del Rosario, en la que, por supuesto, y con ayuda de la Policía Local y la Policía Nacional, fueron los encargados de controlar que el cordón de seguridad estuviese lo suficientemente alejado del fuego.

Mi felicitación para ellos y mi agradecimiento a mi compañero Jesús, porque después de cuatro años y cuando parece que ya ha comenzado la cuenta atrás, podré cerrar capítulo con la guinda del pastel.


lunes, 20 de junio de 2011

Crónica de una muerte anunciada

Cuando digo que todo lo que empieza acaba, no estoy descubriendo la pólvora. La vida está compuesta de ciclos que, como es lógico, tienen su inicio y su final. Lo complicado es controlar los tiempos, saber cuándo y cómo debe finalizar algo.

El problema de los ciclos es todo lo que sucede el tiempo que dura cada uno de ellos. Como decía aquel famoso anuncio de televisión, nacen, crecen, se reproducen y mueren. Si activo el pensamiento optimista podría decir que he tenido la fortuna de vivir uno de esos ciclos, aunque si el pesimismo hablara por mi, diría que he tenido la desgracia de vivirlo. Intentaremos quedarnos con lo positivo, aunque no sé si durará mucho tiempo.

Los inicios son ilusionantes, el aprendizaje ocupa todo el tiempo, conoces personas diferentes, sorprendentes, estrambóticas o algunas que sin darte cuenta, te acompañarán hasta el final del ciclo. Nadie dijo que tuvieran que ser sencillos, todo lo contrario, en ocasiones si se soportan las primeros contratiempos, la cosa promete. Y así ocurre.

Poco a poco te acomodas, aquello que antaño te sorprendía empieza a convertirse en monotonía, en un "déjà vu" en el que la única opción que nos queda es mantener la mente fresca y tratar de ver lo que no viste la vez anterior. Algo así como una segunda oportunidad para perfeccionar lo que en su día ya creíste perfecto.

Pero la cosa sigue, y se repite... y se repite, como si los días y las horas no avanzaran,...y vuelve a repetirse.  La ilusión y la comodidad se transforman en desgana con pequeños destellos de esperanza, cada vez más lejanos y difusos. No quieres escuchar ni un solo pero a nada de lo que digas, aunque en el fondo siempre te hacen sentir que lo que dices no vale nada. Y puede ser, pero al final, el que está aquí, el que vive las situaciones y las experiencias eres tu, y no otros a los que en muchas ocasiones no has visto ni la cara.

Y ahí, cuando tanta gente ha pasado y se ha marchado, cuando has conocido a tantos en muchas situaciones diferentes. Cuando eres tu, el que quiere terminar el ciclo y ves que todo aquello por lo que luchaste se desmorona te planteas cuál es la mejor forma de seguir adelante. Morir matando o huír de la situación como un cobarde, como si de los primeros movimientos antes de un gran terremoto se tratara.

No me apetece esconderme debajo de una mesa y salvar toda esta situación. Tengo ganas de abandonar, de buscar cosas que realmente me vuelvan a llenar, como en los inicios de un ciclo que fue duro pero reconfortante y que en la actualidad me da de todo menos sentimientos y sensaciones positivas. Siento que todo aquello por lo que luché, se está muriendo, lo están matando y no hay forma de recuperarlo.

viernes, 3 de junio de 2011

Maldito "romanticismo"

Desde hace unos días la cabeza no para de darme vueltas. Ideas que me provocan desasosiego, que hacen que me plantee muchas cosas. Tal vez estoy en uno de esos momentos que suelo calificar como "románticos", y no porque tengan que ver con cuestiones del amor, todo lo contrario. Digamos que se trata de momentos filosóficos, de esos que al final sientes que te llevan a ninguna parte. Lo único que consiguen es dejarte fuera de circulación y así es como vivo de una temporada a esta parte, en una carretera secundaria sin rumbo fijo.

Fuerteventura es una isla que se presta a sumirte en ese romanticismo particular en momentos puntuales. No sabría decir si es la luz, las llanuras infinitas o las historias que día a día encuentro en mi camino. Por suerte, esto último es lo único que me hace recordar por qué estoy aquí, y me vuelve a dar fuerzas para aguantar un tiempo más. Pero ese tiempo de prolongación es cada vez menor y el marcador se ajusta más cada día.

Mi último pequeño respiro me lo dio una noticia que consiguió quitarme el sueño. Y no por la dificultad o por las expectativas que hubiese podido crear en los demás. Confiaba en mí y en mis posibilidades, y lo sigo haciendo, aunque esa confianza esté cada día más minada, atacada por la carcoma más voraz.

Por una tarde conocí cómo se vivía en el lugar más recóndito de la isla hace casi cuarenta años. Un sitio, al que comenzaban a llegar los primeros turistas, con sus cámaras de foto y vídeo, para dejar constancia de ese pequeño paraíso aún por explotar. Hoy, cuarenta años después, el cemento se ha apoderado de un lugar que todavía guarda parte de esa magia, sobretodo en la memoria de unos pocos y en el esfuerzo de otros tantos, que intentan recuperar todo ese material perdido en gavetas olvidadas.

El resultado diría que es muy aceptable. Me emocionó gracias a esos testimonios que tuvimos la suerte de conseguir, a las historias que Guillermo nos contó y las ubicaciones que nos enseñó, pero también gracias a Jesús, que pensó en mí porque sabe que con esto me da la vida, al menos durante un tiempo. Y no me olvido de Eduardo, gracias a él, puedo subir el vídeo y disfrutarlo siempre que quiera.

Nunca un minuto y catorce segundos me parecieron tan cortos.



miércoles, 25 de mayo de 2011

Rituales de importación

Es uno de los rituales más repetidos en el bloque de deportes de los informativos. El equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda, los All Blacks, escenifican la "Haka Maorí". Lo hacen antes de cada partido y sirve para dar la bienvenida al equipo rival. Los gestos y los semblantes de los jugadores recuerdan al de unos guerreros que se preparan para iniciar su batalla más importante.


Estos días en Fuerteventura, hemos conocido una nueva versión de este ritual, la "Haka Majorera". Los jugadores del Mahoh, decidieron buscar un grito de guerra, un ritual que les estimulase antes de cada partido. Como si de auténticos guerreros maoríes se tratara, se colocan en formación e inician un rito del que varios medios de comunicación se han hecho eco.

 


Lo curioso de la nueva haka es que se ha adaptado a las costumbres canarias. ¿Para qué hablar de hombres valientes que mueren y viven mientras el sol brilla? La mejor forma de celebrar el Campeonato de Canarias Juvenil es cantando a las papas arrugadas, al mojo y, cómo no, al ron Arehucas. Tres de los manjares típicos de la tierra. De momento la adaptación de este ritual les ha traído el reconocimiento público de su logro deportivo y ocupar algunos minutos en televisión e Internet. ¿Veremos próximamente una haka que cante a la butifarra o a las ensaimadas? El tiempo lo dirá.


Para ver la haka majorera completa visita la página:  http://tibiabin.tv/2011/05/haka-mahori/

domingo, 15 de mayo de 2011

Lorca en la distancia

Estos días se ha visto y se ha escrito mucho sobre los dos terremotos de Lorca. Las imágenes que captó el equipo España Directo, cuando caía el campanario de una iglesia, dieron la vuelta al mundo. Todo lo que vino después me recordó, y mucho, al día en que cayeron las Torres Gemelas en Nueva York. Horas de televisión, conexiones en directo y análisis desde diferentes ángulos, de una tragedia, que cogió a todos por sorpresa.

Cada vez que ocurren este tipo de hechos, se me viene la misma pregunta a la cabeza: ¿Cómo mantener la sangre fría en un momento como ese? ¿Sería capaz de seguir informando con la serenidad con la que lo hizo el reportero de Canarias Directo? Dar una respuesta en frío sería inútil, hay que verse en la situación, para saber cuál sería la reacción de cada uno de nosotros.

A la mañana siguiente de los terremotos, tuve la oportunidad de hablar con alguien, que lo vivió en la distancia, con la preocupación lógica de una persona que tiene a toda su familia en un lugar que sigue intentando recuperar la normalidad. Gracias a él, me puse en contacto con un equipo de una televisión local de Lorca, que estaba trabajando en el momento en que todo se empezó a mover.

A través del teléfono, las palabras de la redactora eran una radiografía de todo lo que habían contado los medios hasta el momento. Pero la forma de contarlo, de transmitirlo, de expresar el caos que se vivía de forma serena y calmada, me hizo recordar que para dedicarse al periodismo hay que tener algo "especial". Es importante tener la capacidad de olvidar por un momento los sentimientos y hacer lo que se debe, informar. Aunque, como se pudo ver en las imágenes,  pongas en riesgo tu integridad física.

El micrófono, al igual que la cámara de vídeo o la de foto, cambian a quien lo porta. Dejas de ser tímido y prudente, para convertirte en un animal de la información. Ese animal que siempre está alerta y que se transforma en bestia cuando la noticia lo requiere.

sábado, 7 de mayo de 2011

Chaparrones "mediáticos"

Alguien me dijo una vez que había "personas con clase y clases de personas". ¡Qué verdad tan grande! Puedo presumir de venir de una familia muy preocupada por la educación. Algo que se ha ido transmitiendo de generación en generación y reconozco que, tal vez, es algo que miro mucho, en ocasiones demasiado.

Por eso todavía me sorprendo cuando me encuentro en mi día a día con personas capaces de perder las formas con una facilidad pasmosa.

Al hacer informativos en televisión, por lo general, te debes a una línea editorial, creas o no en ella; la improvisación no existe, todo está bien atado e innovar es prácticamente imposible. Existen normas para escribir, para rotular, para vestir y a eso se une mi norma autoimpuesta, de forma permanente, del "buen comportamiento".

Por delante de mis ojos han pasado delincuentes, políticos empeñados en hacer desplantes a la prensa día si día también, seguidores enfadados de un equipo de fútbol, personas que acaban de sufrir un accidente y no quieren que se les grabe...una lista interminable de situaciones, no demasiado agradables, pero que con un poco de calma, comprensión, educación y puede ser que algo de clase, he podido timonear para que todas las partes quedaran satisfechas.

En pocas ocasiones he tenido que tomar decisiones drásticas. Vetar a alguien por iniciativa propia me cuesta, siempre confío en que las personas entren en razón. Para mi sorpresa he tenido que hacerlo, he tenido que retirar la invitación que yo misma había hecho a una persona, para que participara en un directo, en el que además se iban a promocionar sus productos.

¿Realmente se sabe cuánto cuesta un minuto en televisión? ¿un minuto de segmento de satélite? Salir en un programa informativo regional es una muy buena promoción, durante cuatro minutos iba a tener publicidad gratuita de sus productos, de su Asociación, en definitiva de su trabajo. Fueron sólo unos minutos pero me sentí como una niña pequeña que recibía una reprimenda por su mal comportamiento. Un ataque directo desde el primer momento, por cualquier cosa que pudiera hacer o decir, a pesar de disculparme reiteradamente por cosas, por las que ni tendría que haberlo hecho.

Acepto recibir órdenes, sólo de los que tienen potestad para dármelas, pero no de quien busque protagonismo o me trate de forma inadecuada. El listón marca unos mínimos, mis mínimos.

La veda está abierta.

domingo, 1 de mayo de 2011

Cuatro años...

Estos días han sido muy especiales para mi. Se cumplen cuatro años desde que empecé mi vida en Fuerteventura. Cuatro años desde que, de un día para otro, cogí mis cosas y casi sin pensar, me mudé a una isla en la que sólo había estado dos veces en mi vida.

Recuerdos, pocos, tan sólo algunos destellos de una casa en la que la casualidad ha hecho que vuelva a estar y que se ha convertido en mi hogar casi treinta años después. Y un molino, en el que me hice una foto con mi familia. Sólo con esas pistas volví a una tierra de la que sólo sabía lo que se veía por la televisión, playas infinitas y un paisaje desértico.

No es la primera vez que en alguno de mis posts digo que son muchas las historias que vivimos las personas que nos dedicamos al periodismo. Pero si tuviera que escoger una me quedo con la visita de la Reina Doña Sofía a la isla y la suelta de tortugas que hizo en la playa de Cofete.



Durante esos días era la coordinadora de la Delegación y por un cúmulo de circunstancias que no vienen al caso, nos vimos en la obligación de organizar "a nuestra manera" una visita que obligaría a tener a todos los equipos en la calle, sacar adelante el informativo insular, hacer directos desde distintos puntos de Fuerteventura y conseguir estar en dos lugares lejanos y completamente opuestos en el mapa: la isla de Lobos y la playa de Cofete.

Hasta varias horas antes, nada estaba claro, pero la responsabilidad hizo que el equipo al completo, sin olvidar a nadie, sacara las fuerzas y el coraje que no sabíamos que teníamos y trabajáramos como auténticos jabatos para culminar el trabajo con éxito.

Mi cometido fue ir a Cofete. A unas dos horas de distancia de Puerto del Rosario, de las que cuarenta minutos son por caminos de tierra. El destino, una imagen que recomiendo a todos los que visitan la isla.




En esa playa, la Reina Doña Sofía haría la suelta de tortugas. Allí, sin cobertura, era como si hubiéramos desaparecido, nadie tenía noticias nuestras. En ese lugar, descubrimos que las acreditaciones se habían perdido entre tanta burocracia, la cámara comenzaba a fallar, y la seguridad de Casa Real, preocupada de hacer su trabajo, no nos dejaba mover en un espacio superior a un metro cuadrado, hasta que no nos tuvieran completamente identificados.




Finalmente, ese compañerismo del que puedo presumir surgió y pudimos disponer de las imágenes que había grabado uno de los compañeros. Llegaron los momentos de tensión, vuelta a toda velocidad por esos caminos de tierra hasta recuperar la cobertura y en un espacio de tiempo no superior a una hora, escribir una noticia, editarla y preparar un directo para el informativo.




Carreras, prisas y nervios que culminaron con un trabajo bien hecho por toda la Delegación. Un trabajo del que a día de hoy nadie ha dicho nada. Es triste pensar que, como dicen los ingleses "no news, good news", y tengamos que interpretar que ese silencio es positivo.




Me quedo con la sensación que tuve al final del día, esa vez fue la primera que sentí que lo que hacía era de verdad y es, precisamente esa sensación, la que viene a mi cabeza esos días en los que me pregunto por qué sigo en esta isla cuatro años después, por qué intenté salir de ella y algo me hizo regresar. Aún estoy por descubrir qué fue, porque estoy segura, que algo bueno guarda en su interior. Espero poder encontrarlo...muy pronto.



sábado, 30 de abril de 2011

Tan lejos y tan cerca

Muchas veces me pregunto cómo un olor, un sonido o un sabor son capaces de transportarte en el espacio y el tiempo. El olor de la flor de azahar inevitablemente me lleva hasta Málaga, a ese parque situado al lado del Ayuntamiento, plagado de naranjos, donde pasear en primavera era todo un lujo para los sentidos.

La noche del viernes me ha sucedido algo parecido, en esta ocasión con un sonido. La Banda de Agaete irrumpía en la calle Primero de Mayo de Puerto del Rosario, tocando su tradicional "Soldados de España" acompañados de los murgueros del carnaval que portaban, como no, unas ramas en su mano. Representaban una de las tradiciones más populares de las Islas, la fiesta de la rama de Agaete.

Encuentro de Bailes Tradicionales Canarios, Puerto del Rosario, Fuerteventura

No me considero seguidora de las tradiciones canarias, tal vez, porque desde pequeña mis padres se empeñaron en que tenía que gustarme el folclore. Tuve que aprender a tocar el timple y ver programas de televisión en los que sonaban isas, folías y malagueñas. Puede ser por un acto de rebeldía o una forma muy personal de protestar, lo cierto es que desde que tuve la oportunidad y de forma voluntaria, me mantuve alejada de todas esas costumbres.

La casualidad ha provocado que todas mis coberturas del día tengan que ver con tradiciones canarias. La gastronomía, con un libro de tapas hechas con productos de la tierra y sobretodo la música.

Escuchar esa melodía tan particular y ver mover las ramas me ha emocionado. Ha provocado algo en mi que no imaginaba que podía pasar. Por un momento me han dado ganas de unirme a la fiesta, de ser yo la que moviera una de esas ramas, por unos segundos, me trasladé a Agaete.


Detalle Fiesta de la Rama (Gran Canaria), Encuentro de Bailes Tradicionales Canarios, Puerto del Rosario, Fuerteventura

Por primera vez en mucho tiempo sentí que todas esas tradiciones tienen más sentido para mi del que me imagino. He visto como los mayores intentan recuperar las viejas letras, esas que el paso del tiempo han hecho desaparecer y que gracias a su empuje, a sus ganas, se podrán volver a escuchar. Para que tal vez, dentro de unos años, vuelvan a ser escuchadas como hoy lo han sido todas esas danzas tradicionales de las Islas que han hecho vibrar a niños y no tan niños.

martes, 12 de abril de 2011

Sueños de fútbol

Estos días es fácil adivinar cuál es el tema de apertura de la sección de deportes de cualquier informativo. Los R.Madrid-FC Barcelona de Liga y Copa centran toda la atención. Por delante quedan infinidad de minutos de televisión, programas especiales en radio y páginas y páginas de diarios que analizarán todos y cada uno de los detalles del enésimo partido del siglo.

Soy aficionada a la información deportiva desde que puedo recordar. Crecí escuchando a José María García. Ya sea por imposición paterna o simplemente por costumbre, nunca comprendí otras formas de tratar la información deportiva y la retransmisión de los partidos. Lo que muchas veces me molestaba era, precisamente, lo que al final me hacía elegir su programa. Gracias a él, me decanté por una profesión por la que siento auténtica pasión.

Con el paso de los años, esa pasión que siempre sentí por el mundo del deporte se ha ido atenuando. El día a día, la obligación de tratar información de las más diversas temáticas, me ha llevado a desengancharme cada vez más. Sin embargo, esta semana y de forma recurrente se me ha venido a la cabeza algo que tuve la fortuna de vivir hace unos tres años.

Trabajo en una isla en la que hay pocas ocasiones para hacer cosas diferentes. Hace tres temporadas se presentó una oportunidad, hasta el momento única para mi. Viajar a Alicante a la eliminatoria de promoción de ascenso a segunda división que se jugaba la ya desaparecida UD Fuerteventura. Fueron tan sólo dos días, cuarenta y ocho horas que viví gracias a la confianza que una amiga depositó en mi. Ese mes de junio supe qué se siente cuando viajas con un equipo, su concentración, sus nervios, la tensión por todo lo que se juegan. Desde la distancia, y aunque me hubiese gustado que los verdillos ganaran esa eliminatoria, a nivel personal, lo más importante es que por primera vez me sentí como una verdadera profesional. Estar en la sala de prensa del Rico Pérez, rodeada por los periodistas deportivos más importantes de Alicante hizo que en esos momentos me quedara sin palabras. Me sentí pequeñita, poquita cosa, pero a la vez grande por haber vivido algo así.

Como comunicadora me gustaría experimentar la sensación de trabajar en un evento de la magnitud de unos Juegos Olímpicos, un mundial de fútbol o un "simple" Madrid-Barça. La atención mediática que genera uno de esos derbis, con profesionales llegados de todo el mundo y el ambiente en un estadio con casi cien mil personas dentro debe ser una sensación irrepetible.

Sé que todo es un negocio, que esa parte romántica de la profesión es en realidad una máquina de hacer dinero. Detrás de toda esa información hay sponsors, intereses económicos y personales de los propios profesionales que probablemente se verán degradados si el equipo al que hacen seguimiento no se clasifica para la Champions League o si bajan a la segunda división. Son muchas cuestiones a tener en cuenta que tal vez, en esa isla que tanto me ha dado, no son tan importantes. Tal vez en este trocito de tierra las oportunidades aparecen de otra manera y no en forma de partidos de fútbol multitudinarios.

miércoles, 6 de abril de 2011

Mucho en qué pensar


Banksy

Estando de visita en casa de mi buen amigo Pablo, me fijé en el fondo de pantalla de su ordenador. La imagen de una niña herida, sola entre un montón de escombros llamó poderosamente mi atención. Varios pasos por detrás, un grupo de personas observa la imagen atentamente, mientras dos de ellos captan ese momento con sus cámaras. Tal vez, la mala costumbre de mirar las cosas buscando el dato importante, el no poder hacer un análisis más pormenorizado, hizo que no me fijara en los detalles realmente relevantes. Así que no fue hasta un rato más tarde, cuando me quedé a solas con la imagen, me fijé en un gesto que me encogió el corazón: una mano prohíbe que la pequeña reciba ayuda médica.

Sin duda, este graffiti del británico Banksy, hace una crítica muy dura a los medios de comunicación. Viendo esta imagen me pregunto si somos capaces de cualquier cosa con tal de conseguir vender más ejemplares de un periódico o ser cebo de un informativo de máxima audiencia. En las parrillas de las cadenas generalistas hay cada vez más programas que juegan con el dolor ajeno mientras se frotan las manos pensando en los beneficios que les dejará ver caer una lágrima.

Todos los que nos dedicamos a esto, nos hemos enfrentado en alguna ocasión a una situación dramática. Por mis ojos han pasado inmigrantes recién llegados en una patera, sedientos, cansados, con la piel llena de heridas provocadas por el sol. Imágenes desagradables que se quedan grabadas en nuestra mente y que con el día a día se van borrando. Lo que no se puede olvidar son esas miradas serenas que esconden historias e ilusiones rotas por una patrullera a la que no pudo burlar la embarcación furtiva. Sientas lo que sientas en ese momento, debes mantener la mente fría para hacer lo que todos esperan de ti, informar.

Mi único deseo después de descubrir esta imagen, es no tener que ser yo quien impida que llegue la ayuda. Hacer mi trabajo sí, pero con unas condiciones autoimpuestas, tal y como he venido haciendo hasta ahora. Respetando al que en muchas ocasiones sin querer, es el protagonista de la noticia. De esa forma me respetaré a mi misma.

Deseo ser fuerte y no ceder ante las presiones porque será la única manera de mantener mi esencia.

sábado, 2 de abril de 2011

De presuntos maleantes a príncipes herederos

Si algo tiene de especial el trabajo de redactor de informativos, es la capacidad que tienes para tratar temas diferentes. Conoces de todo, pero de nada a la vez, y requieres de una memoria infinita para retener fechas o momentos que tarde o temprano te servirán para recordar historias que quedaron en el olvido.

He asistido a una de las semanas más estresantes que pueda recordar. Una plácida jornada de trabajo en el sur de la isla, a noventa kilómetros y más de una hora de distancia, se convirtió en una pequeña tortura informativa que duró varios días. Tras entrevistar a un francés amable pero "hablador en exceso", que a punto estuvo de ahogarse en una playa, y a su indignado rescatador, un cocinero de chiringuito playero y en otros tiempos socorrista, salta la noticia.

Algo pasa a dos o tres kilómetros de donde nos encontramos. La Policía Nacional irrumpe en la sede de la Policía Local de un municipio con más de trescientos ochenta kilómetros cuadrados, en el que las distancias son eternas. La información es confusa, los Nacionales están allí, los veo con mis propios ojos, esta vez no es una falsa alarma.

Y en ese punto de la historia todo empieza uno de los momentos más bonitos de mi profesión. Por suerte vivo en una isla en la que aún existe la ayuda entre compañeros. No buscamos exclusivas, ni ser los primeros, nuestro único objetivo es informar. Llamadas cruzadas, estrategias de actuación para que ninguno pierda la imagen, la historia, la entrevista en el momento justo...

Dos directos diarios para contar las novedades, hacen falta datos pero nadie dice nada. Buscas entre tus fuentes, que muchas veces más que ayudar ponen zancadillas, algo que, con los nervios del momento sienta mal, pero con el paso de los días te das cuenta que únicamente obedecen a órdenes. Pero ahí están las hormiguitas, ayudándose unas a otras. El objetivo, informar de la mejor manera, sin buscar reconocimientos "supremos", esos nunca llegan, al fin y al cabo, sólo haces tu trabajo y para eso te pagan.

Y cuando después de estar ocho horas en la puerta de un Juzgado, viendo entrar y salir gente, grabando cualquier movimiento que pudiera ser sospechoso, todo acaba con varios presuntos en la calle. Ahora sólo toca esperar el juicio, ese en el que tendrás que recordarle a tu cerebro toda esta historia porque habrá pasado tanto tiempo que posiblemente ya lo hayas olvidado.

Vuelve la calma, el cansancio es máximo así que para relajarnos un poco vamos a escribir una noticia de fútbol. Una previa de la jornada de liga del fin de semana. Buscamos sancionados, clasificaciones, estadísticas...un teléfono y de nuevo a correr. Dichosos Haakon y Mette-Marit, ¿no podrían haber buscado otro día mejor?

domingo, 27 de marzo de 2011

Manteniendo tradiciones

Estos últimos días he tenido la posibilidad de acercarme a una tradición muy arraigada entre los majoreros. Sus antepasados se reunían cada mes para conducir a las cabras de costa hasta las gambuesas, unos corrales de piedra donde las familias de cabras, diseminadas por la geografía insular, se vuelven a encontrar. Allí, cada ganadero, hace una marca en las orejas a los cabritos y los dejan en libertad. Es lo que se conoce como una apañada.

El paso del tiempo ha provocado que las tradiciones de nuestros ancestros vayan cambiando. De una apañada mensual, en cada uno de los seis municipios de la isla, se ha pasado a dos o tres apañadas anuales. Son kilómetros de caminos, subiendo montañas, bajando barrancos, con la única compañía de un perro y otros ganaderos de la zona. Demasiado trabajo para una sociedad que se ha acomodado.



Las apañadas se convierten en actos sociales en los que da igual de dónde seas o si conoces a alguien, todos te tratan bien, con cariño, se ocupan de que no te falte nada, es como una pequeña marcha atrás en el tiempo. A esos tiempos,en los que se podía confiar en los demás sin el temor de correr algún riesgo, a ponernos en peligro cuando nos mostramos tal como somos ante los desconocidos.
  
En su afán por mantener esta tradición viva, las mujeres de Betancuria empezaron a hacer sus propias apañadas, ayudadas eso si por los hombres. Y lo han vuelto a hacer, han demostrado que ellas pueden poner su granito de arena para que esta actividad se mantenga. No importan los madrugones, las horas al sol o preparar comida para todo aquel que se acerque hasta una de esas gambuesas perdidas en algún lugar de Fuerteventura. Conseguir que las costumbres perduren en el tiempo merecen todo el esfuerzo.

Hasta cuatro generaciones de majoreras se reunieron en la gambuesa del Barranco de Janey. No todas participaron activamente, caminando, marcando, organizando, pero si viviendo una jornada que a buen seguro recordarán, como mínimo... hasta que se haga la próxima apañada de mujeres.

Gracias por un día tan especial y por hacerme sentir como una más.

lunes, 21 de marzo de 2011

Dulces bendiciones

"Que Dios te bendiga". ¿Cuántas veces mi abuela Chucha me lo dijo? Las mismas que en mi interior me enfadaba con ella por decirme semejante frase. La veía como de telenovela, de persona mayor, sonaba a despedida más que a un deseo de que todo me fuera bien. Hoy, esas cuatro palabras tienen otro sentido para mí.

Silencio. Vacío. Es todo lo que ahora mismo me gustaría que hubiera en mi mente. No pensar en lo que me viene una y otra vez, sin descanso. Si pudiera dar marcha atrás lo haría y no precisamente por mí. Dicen que cada uno tiene lo que se merece, pero sé, que no siempre es así. En esta ocasión, las expresiones populares, esas que parece que siempre dicen la verdad, se equivocan.

¿Cómo ordenar todo lo que me pasa por la cabeza estos días? Una llamada hizo que todo en mi interior empezara a moverse, muchos sentimientos florecieron. Durante unos días dejé de ser yo misma, la que intenta que las cosas no le afecten más de lo normal, pero fue más fuerte que yo, la preocupación se instaló en mis pensamientos y todavía sigue ahí.

Una historia que había vivido desde la barrera, de la que había informado, volvía a la actualidad y, en esta ocasión, era yo la encargada de devolverla al primer plano. Reflejar el dolor de una familia que ha sufrido una pérdida de la peor forma en la que pueda producirse es complicado. Hacerlo sin caer en dar detalles de todo lo que sucedió lo es aún más.

Una muerte sin sentido, un vil asesinato que dejó a una familia sin su hija. No llegué a conocerla, pero estos días he estado más cerca de ella que nunca. Si los hijos somos el reflejo de los padres, ella tuvo que haber sido la mejor. Cariñosa, confiada, alegre... la mirada triste de su madre lo dice todo. La desgracia la unió para siempre a esta isla, y es aquí donde trata de recuperarse de algo que la acompañará hasta el final de sus días.

Olvidar, nunca. Luchar, hasta el final. Son las consignas que se ha marcado una persona que desborda bondad, que lejos de encerrarse en si misma, saca lo mejor que tiene. Lo demuestra en cada palabra, en sus gestos, en su calma.

Hace cinco años me quedé sin esa frase que tanto me aterraba y estos días la he recuperado. Fátima ha conseguido darme, desde el alma más triste, la más dulce de las bendiciones.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Se busca noticia

Después de varios días de descanso, me enfrento al duro momento de volver al trabajo. Sé que no es la más dura de las profesiones pero, como en todo, hay cosas que no son tan entretenidas. Lo más dificultoso en este momento de relax absoluto: encontrar LA NOTICIA.

1659 km², 326 km de costa, una extensión de tierra en medio del Atlántico capaz de guardar en su interior un universo de historias, hechos desconocidos que pocas veces ven la luz. Y ahí estamos los "buscadores de noticias", olfateando, escuchando, viendo historias donde no las hay, y dejando escapar las que tenemos delante de nuestras narices porque nos distraemos mirando hacia otro lado.

Tormenta de ideas... individual. Hay que pensar qué temas ofrecer para el fin de semana, temas interesantes, historias noticiables, algo que no esté manido. ¡Mmm!... “knoc, knoc, piensa mcfly”... ¿La lluvia? ¿Sus consecuencias? Venga que tu puedes, que la lluvia ya pasó y el frío también. Turismo, agricultura, deportes, carnaval...a lo mejor un poco de zapping ayuda a que me venga a la cabeza alguna idea genial. 1, 2, 3, 4,... ¡uf! ¡¡Qué vuelva la concentración!!

Después de una vuelta completa a todos los canales, que no son pocos, empiezan a surgir las ideas. Lástima que la mayoría de ellas no se puedan realizar o en ocasiones, no merece la pena hacer tantas gestiones para tan poco tiempo de televisión.

Movemos algunos contactos, benditos contactos, qué sería de nosotros sin ellos. Tiene sentido, podría ser una combinación interesante, llamativa. Cumple varios requisitos indispensables, actualidad e imagen. Y por fin, ya está aquí. He tenido suerte, he encontrado la noticia…en mi mente.

lunes, 14 de marzo de 2011

Un minuto, sesenta segundos

¿Cuántas cosas caben en un minuto? Sesenta segundos que se pueden hacer eternos, o por el contrario, ser los más cortos de nuestra existencia. Una fracción de tiempo, en la que se puede contar toda una vida, un acontecimiento histórico o un hecho que pasará desapercibido para algunos, al tiempo que marcará a otros. En un minuto, se puede hacer reír y llorar, dejar huella en la mente y los corazones. En un minuto, se puede caer en el olvido.

Es justo que la primera entrada de este blog sirva para explicar los motivos que me llevan a escribirlo. Los medios de comunicación generan sentimientos encontrados, demonizados por muchos e idolatrados por otros, lo cierto es que los que nos dedicamos a esto vivimos en una permanente montaña rusa de sentimientos y experiencias.  Por nuestros ojos pasan las más diversas historias, las vemos desde fuera pero también las sentimos.

Durante los últimos cuatro años de mi vida he pasado por un sin fin de momentos que me han marcado, me han hecho crecer como persona y como profesional. En ellos he puesto todo de mi parte para que en sólo un minuto quedara reflejado todo lo que mis ojos veían y mis oídos escuchaban. Horas de trabajo, carretera, nervios, estrés, sonrisas, miradas cómplices y gestos ininteligibles entre compañeros que se transforman en un minuto de información, un minuto efímero que sólo permanece en la memoria de unos pocos.

Ahora que por fin me animo a escribir estas líneas, al hacerlo, siento que he perdido el tiempo. Llevo cuatro años de retraso, de historias que por un motivo u otro merecieron ser contadas. Con esto no pretendo recuperar todo lo que dejé atrás, me gustaría dejar constancia de por qué, cada día me siento más feliz por la decisión que tomé cuando quise dedicarme a una profesión de la que la mayor parte del tiempo estoy enamorada.