sábado, 30 de abril de 2011

Tan lejos y tan cerca

Muchas veces me pregunto cómo un olor, un sonido o un sabor son capaces de transportarte en el espacio y el tiempo. El olor de la flor de azahar inevitablemente me lleva hasta Málaga, a ese parque situado al lado del Ayuntamiento, plagado de naranjos, donde pasear en primavera era todo un lujo para los sentidos.

La noche del viernes me ha sucedido algo parecido, en esta ocasión con un sonido. La Banda de Agaete irrumpía en la calle Primero de Mayo de Puerto del Rosario, tocando su tradicional "Soldados de España" acompañados de los murgueros del carnaval que portaban, como no, unas ramas en su mano. Representaban una de las tradiciones más populares de las Islas, la fiesta de la rama de Agaete.

Encuentro de Bailes Tradicionales Canarios, Puerto del Rosario, Fuerteventura

No me considero seguidora de las tradiciones canarias, tal vez, porque desde pequeña mis padres se empeñaron en que tenía que gustarme el folclore. Tuve que aprender a tocar el timple y ver programas de televisión en los que sonaban isas, folías y malagueñas. Puede ser por un acto de rebeldía o una forma muy personal de protestar, lo cierto es que desde que tuve la oportunidad y de forma voluntaria, me mantuve alejada de todas esas costumbres.

La casualidad ha provocado que todas mis coberturas del día tengan que ver con tradiciones canarias. La gastronomía, con un libro de tapas hechas con productos de la tierra y sobretodo la música.

Escuchar esa melodía tan particular y ver mover las ramas me ha emocionado. Ha provocado algo en mi que no imaginaba que podía pasar. Por un momento me han dado ganas de unirme a la fiesta, de ser yo la que moviera una de esas ramas, por unos segundos, me trasladé a Agaete.


Detalle Fiesta de la Rama (Gran Canaria), Encuentro de Bailes Tradicionales Canarios, Puerto del Rosario, Fuerteventura

Por primera vez en mucho tiempo sentí que todas esas tradiciones tienen más sentido para mi del que me imagino. He visto como los mayores intentan recuperar las viejas letras, esas que el paso del tiempo han hecho desaparecer y que gracias a su empuje, a sus ganas, se podrán volver a escuchar. Para que tal vez, dentro de unos años, vuelvan a ser escuchadas como hoy lo han sido todas esas danzas tradicionales de las Islas que han hecho vibrar a niños y no tan niños.

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